Los interferones (IFN) son una familia de citocinas con potentes propiedades antivirales, antiproliferativas e inmunomoduladoras, clasificadas en función de su especificidad de unión a los receptores de la superficie celular. Hay más de una docena de subtipos de IFN alfa estrechamente relacionados que se encuentran tanto en el genoma humano como en el de ratón, cada uno de los cuales comparte alrededor del 80% de homología de secuencia de aminoácidos (aa). Hay varias variantes de IFNA2 humano, IFNA2a, IFNA2b e IFNA2c, que solo difieren en unas pocas mutaciones puntuales. El dominio extracelular (ECD) del IFNA2b humano maduro comparte un 59% de identidad de secuencia de aa con el IFNA2 de ratón. Los IFN de tipo I se unen al receptor de interferón alfa (IFNAR), que consta de dos subunidades: IFNAR1 (subunidad alfa) e IFNAR2 (subunidad beta). Si bien se sabe que los subtipos individuales de IFN alfa muestran eficacias únicas para la protección viral, no se sabe nada sobre las funciones exclusivas del IFNA2 en la fisiología humana. Sin embargo, el IFNA2 se ha convertido en el subtipo de IFN de tipo I representativo que se utiliza en la investigación básica y en numerosas aplicaciones clínicas. Desde que se aprobó por primera vez para el tratamiento de la leucemia de células pilosas en 1986, el IFNA2b ha sido aprobado para el tratamiento de varias neoplasias malignas, entre ellas el sarcoma de Kaposi relacionado con el sida, el melanoma maligno y la hepatitis B y C crónicas. Más recientemente, el IFNA2b humano se ha probado como un posible tratamiento para la COVID-19.

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